11:01 PM -
Las pasadas elecciones, sirvieron para poner al descubierto una realidad que atenta contra la necesidad de tener principios y servir de ejemplo a las jóvenes generaciones. Me refiero a la deslealtad que mostraron muchos de nuestros dirigentes, ellos, les dieron prioridad a sus agendas personales, por encima del compromiso contraído, de apoyar y defender los postulados de nuestro partido. Estos se hacen llamar reformistas y se benefician de ellos, puesto que saben que una gran cantidad de los votantes son de los nuestros, pero se olvidaron de que el hecho de ser dirigentes, los obligaban a ser respetuosos y fieles al partido y sobre todo actuar sin oportunismo.
En mi opinión, nuestra organización, debe de buscar la forma de disciplinar o sancionar a esos dirigentes de “nombre”, que se comportaron indignamente y todavía se vanaglorian de llamarse reformistas. Tal vez esa actitud empiece a cambiar, cuando el partido, elija dirigentes que tengan experiencias probadas en la organización, y se tracen lineamentos específicos para ser seguidos por todos.
Algunos de nuestros dirigentes, por la mañana decían apoyar un candidato y al atardecer cambiaban de opinión sin importarles la organización, otros simulaban venderse como neutrales pero finalmente terminaron yéndose en contra de la agenda del partido. Esa deslealtad ha llegado tan y tan lejos que pudimos observar que desde el 2004 hasta la fecha, algunas de las posiciones que consiguieron los dirigentes reformistas (no el Partido) en el gobierno del PLD, están ocupadas por reformistas y sus amigos y no por los auténticos reformistas de Corazón. Por eso con mucha frecuencia pudimos observar nuestros dirigentes saltando como los monos de rama en rama o de Partido en Partido, como por ejemplo, Reformistas con Papa, Reformistas con Danilo, etc, etc.
Pienso que en cualquier tipo de negociación, hay que tomar en cuenta las bases del partido para evitar que nuestros dirigentes y simpatizantes sigan negociando paralelamente.
A pesar de todo, la ciudadanía dominicana, espera ver un Partido Reformista unificado y fortalecido con opción de poder, para así fortalecer nuestra democracia, pero si nuestro partido no selecciona buenos dirigentes, lentamente irá perdiendo posiciones y se irá debilitando, hasta desaparecer (que sería algo muy lamentable).
Los comités tienen que ser reestructurados, con gentes que realmente nos representen, en un proceso que garantice oportunidades a quienes estamos dispuestos a servir y trabajar para que nuestra organización sea fuerte y victoriosa.
Espero, que los dirigentes del partido, entiendan, que de las decisiones que ellos tomen hoy, estará en juego el futuro de nuestra gran nación y la esperanza de miles y miles de dominicanos que como yo, soñamos con un nuevo amanecer. Deseando que Dios les dé a los dirigentes la visión y la tranquilidad espiritual, para que puedan tomar las decisiones correctas, decisiones firmes, por el bien del partido y de nuestro país.
Compatriotas, recuerden, la lealtad debe ser siempre a nuestro Partido Reformista y no nos olvidemos que hasta que no se respete la institucionalidad nunca tendremos partido.
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