viernes, 1 de junio de 2012

Impulsar una reforma política


Todos los dominicanos y dominicanas se han expresado a favor de un cambio. Unos tienen la esperanza de que ese cambio lo representa el candidato ganador en los pasados comicios electorales, pero otros creen que es el candidato perdedor quien representaba la única posibilidad de cambio.

Hipólito Mejía fue concluyente en su discurso poselectoral cuando dijo que los métodos políticos y la atmósfera política prevalecientes cercenaron la democracia. Es la visión de la parte de la población que le apoyó.

Ahora bien, impulsar una reforma política debe ser una tarea del sector civil de la sociedad dominicana. No debe ser el resultado del entendimiento de los partidos, porque estamos cansados ya de que las reformas en el campo político sean hechas de acuerdo a los intereses del momento de los mismos partidos y dirigentes.

La ciudadanía, representada en sus instituciones civiles y utilizando los canales públicos, puede determinar cómo debe ser conformada esta reforma.

Danilo por su parte prometió que corregiría lo que está mal. Ahí tiene el Presidente Electo Medina, sin tener que gastar en encuestas ni recolección de opiniones, el parecer y sentir de por lo menos, un 47% de la población adulta nacional.

Lo primero que hay que hacer es establecer los principales escollos que tiene el actual sistema político dominicano. Corregir en el papel lo que está mal y trazar o dibujar la proyección a futuro para trabajar en lograr esas metas.

Esa, y no otra, debe ser la tarea inmediata de los que sienten que la nación dominicana ha tomado un rumbo político equivocado, con visos totalitarios.

No hay que esperar que esta reforma sea impulsada desde arriba. Nuestro país no puede darse el lujo de caminar por senderos oscuros en términos políticos.  Hemos padecido la dictadura totalitaria y sanguinaria y sabemos lo que significa.  Nada que constituya una brecha por donde un sistema totalitario colarse y afianzarse, debe ser admitido por la nación dominicana.

Ese es uno de los principales males que hay que corregir si se quiere corregir lo que está mal. Porque no se puede proseguir con lo que está bien, si la base de sustentación política está mal, en tal sentido, debe ser un objetivo de los gobernantes electos facilitar esta reforma.

La ciudadanía está expresada en muchísimos mecanismos sociales que agrupan por sectores y colectividades a la sociedad, son organizaciones con un alto nivel de comprensión, análisis y síntesis; esos son los canales que deben ser protagonistas.

La Ley de Partidos Políticos debe ser la expresión de lo que la sociedad civil entienda son los términos que deben regir  a los partidos, no el resultado de lo que los partidos quieran hacer con nosotros.  Y una nueva Ley Electoral con más razón, ya que es el marco que expresa la libérrima expresión del pueblo.

También debe establecerse una Ley de Gobernabilidad, que establezca los plazos presidenciales y norme la conducta de los integrantes de los Poderes del Estado.

Además debe crearse y fortalecerse un mecanismo popular para la destitución de todo funcionario público, electo o designado; llámese  referendo, plesbicito o revocación de mandato, consulta popular o cualquier otro apelativo, que designe el derecho del pueblo a intervenir en cualquier proceso político de carácter gubernativo. 

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