El Ministro de Interior y Policía, Franklin Almeyda Rancier, aseguró que el país estuvo “al borde” de caer en la misma situación de Brasil y las favelas (barrios pobres) si en algunos sectores no se hubiese implantado el programa Barrio Seguro.
El funcionario y dirigente político dijo que el primer sector que iba en ese camino era el Capotillo, donde según dijo había áreas como la calle 42 y El Túnel que ni los agentes policiales se atrevían a penetrar.
Aseguró que en el 2005 la tasa de criminalidad en esa barriada era de 87 por cada 100 mil habitantes cifra que a los cuatro meses de llegar el programa disminuyó considerablemente.
“Si Barrio Seguro no estuviese tan desarrollado como está nosotros estuviéramos problemas más serios que el que tiene Brasil con esas favelas”, donde el sicariato y el crimen organizado imponen las reglas del juego, expresó.
Almeyda Rancier dijo que en Capotillo y otros barrios donde se implementa el programa hay microempresarios financiados por el Plan de Seguridad Democrático y numerosos centros tecnológicos y comunales.
Consideró que es precisamente la ausencia del Estado que lleva a los moradores de los barrios a caer en las redes de los narcotraficantes y los sicarios que con las pequeñas sumas de dinero que les entregan se atraen a algunos de los moradores de esas barriadas.
“Los Estados tienen que tener presencia y control sobre la sociedad, pero un control en que la población pueda desenvolverse libremente”, expresó
En otro orden, Almeyda Rancier dijo que las frecuentes protestas que organizan grupos populares en Navarrete y Licey Al Medio, entre los que destacó el Frente Amplio de Lucha Popular (FALPO), están influenciadas “por las drogas que entra desde Haití a través de la frontera”.
“Por eso es que en Navarrete como en Licey Al Medio se dan tantas situaciones de protestas que son fruto de las drogas. El reforzamiento de la frontera a causa de la epidemia de cólera ayudará a controlar la situación”, señaló
El funcionario y dirigente político dijo que el primer sector que iba en ese camino era el Capotillo, donde según dijo había áreas como la calle 42 y El Túnel que ni los agentes policiales se atrevían a penetrar.
Aseguró que en el 2005 la tasa de criminalidad en esa barriada era de 87 por cada 100 mil habitantes cifra que a los cuatro meses de llegar el programa disminuyó considerablemente.
“Si Barrio Seguro no estuviese tan desarrollado como está nosotros estuviéramos problemas más serios que el que tiene Brasil con esas favelas”, donde el sicariato y el crimen organizado imponen las reglas del juego, expresó.
Almeyda Rancier dijo que en Capotillo y otros barrios donde se implementa el programa hay microempresarios financiados por el Plan de Seguridad Democrático y numerosos centros tecnológicos y comunales.
Consideró que es precisamente la ausencia del Estado que lleva a los moradores de los barrios a caer en las redes de los narcotraficantes y los sicarios que con las pequeñas sumas de dinero que les entregan se atraen a algunos de los moradores de esas barriadas.
“Los Estados tienen que tener presencia y control sobre la sociedad, pero un control en que la población pueda desenvolverse libremente”, expresó
En otro orden, Almeyda Rancier dijo que las frecuentes protestas que organizan grupos populares en Navarrete y Licey Al Medio, entre los que destacó el Frente Amplio de Lucha Popular (FALPO), están influenciadas “por las drogas que entra desde Haití a través de la frontera”.
“Por eso es que en Navarrete como en Licey Al Medio se dan tantas situaciones de protestas que son fruto de las drogas. El reforzamiento de la frontera a causa de la epidemia de cólera ayudará a controlar la situación”, señaló
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